Cuando hablamos de storytelling en general es la historia que cuentas sobre algo, el término se ha difundido mucho en el mundo publicitario, pero en realidad aplica para todos los ámbitos de la vida. 

En publicidad nos valemos del storytelling para darle una personalidad a una marca, la dotamos de emociones, de un mensaje, de valores, de gustos, de todos los elementos que puedan conformar a una “persona”. 

¿Por qué? Fácil porque le hablamos a personas, si no entendemos lo humano la publicidad es fría, un hielo en una habitación oscura, no nos dice nada, nadie lo ve ni lo necesita. Mediante el storytelling generamos un comunicación integral que está presente en todas las plataformas y entornos en los que se mueva una marca, desde lo físico a lo digital.

Mientras más efectiva sea la historia, más destacará y se diferenciará en un mar de marcas que también traen un discurso para conectar con la gente.

Hay que tener en cuenta que el storytelling no es una historia al aire, sin argumento, porque al estar vacía lo único que provocaremos será una marca falsa, que esa carencia de autenticidad será su principal condena para no conectar con la audiencia. 

Toda comunicación tiene un sustento para que lleve solidez. Por eso vemos muchas marcas planas que  hablan de lo mismo, de la misma manera y con el mismo discurso, no tienen una identidad, no están haciendo un storytelling, solamente están en el mercado para ir sobre lo general, agarrar algo del público que anda por ahí.

Las grandes marcas, las que tienen ya años de permanencia son las que han logrado un storytelling único, que los hace diferentes y que la gente los ubica. 

Más allá de la publicidad el storytelling está en todo, a veces lo usamos sin pensar en el concepto, por ejemplo cuando haces tu currículum, es un claro ejemplo de un storytelling específico y orientado. Ese documento cuenta una historia sobre ti, sobre tu formación, sobre el profesional que eres, sobre tus capacidades y muchas veces hasta de algo más íntimo como tus gustos e intereses.

En las redes sociales siempre hacemos un storytelling de nosotros, nos convertimos en un perfil digital con ciertas características, gustos y modos de expresión. Podemos ver una red social de una persona y “percibir” su historia o por lo menos la historia que nos quiere contar; el que se la pasa viajando, ahh qué libre es, mira cuántos lugares ha visitado; el poeta, ahh qué sensible, mira lo que expresa; el político, el cómico, etc. 

En tu cotidiano hay un storytelling detrás, nadie se pone ropa con la que no se sienta a gusto (a menos que sea por un trabajo o situación específica), eliges la ropa que te agrada y con ella expresas una historia de ti. Desde los colores, el diseño, el tipo de accesorios, todo nos habla de quién eres, vemos a alguien y por su atuendo pensamos debe ser hippie, rockero, hipster, fresa, deportista, cholo, etc.

El storytelling es fundamental para todo, pero más el tenerlo en cuenta, el tomar las riendas del mismo y aplicarlo para dar el mensaje justo que quieres brindar, para contar la historia que los demás quieres que sepan y eso te ayude en cualquier objetivo que tengas.