¿Nada nuevo en los Géneros Periodísticos Informativos?

El tiempo transforma todo a su paso, las modas van y vienen, las corrientes de pensamiento que en una época tuvieron validez en otra ya se agotaron; toda práctica del hombre se enmarca por el tiempo y las circunstancias concretas que ofrece. 

El periodismo también se ve influenciado y determinado por su tiempo, para hablar de una evolución habría que delimitar qué es lo que va a evolucionar.

Las expresiones del periodismo escrito han mantenido una vigencia desde el siglo pasado en dos vertientes: se les divide por su finalidad en informativos y de comentario u opinión.

La clasificación de géneros periodísticos que más ha permanecido es: nota, entrevista, reportaje, crónica y artículo, quizá en los de opinión se dé una mayor variante porque se habla de la columna, el editorial, la crítica o el comentario.

El contenido el que determina el carácter de los géneros, para ser básicamente informativo, opinativo o híbrido, sin embargo –aclaran- no tienen porque ser rígidos, sino que permite la inserción de otros elementos y mezclas para enriquecerlos.

Vicente Leñero y Carlos Marín

Clasificación de los géneros periodísticos

La división o clasificación no obedece a un orden caprichoso, sino que los géneros periodísticos son las expresiones del periodismo escrito, así como la literatura identifica sus formas, el periodismo también lo hace para distinguir su redacción con base en la claridad para su lector y el nivel de apego u objetividad ante un hecho.

No se trata de pronunciarse por elaborar géneros rígidos, simplemente es tener noción de la práctica del quehacer periodístico, reconocer cuáles son los límites para la mezcla de elementos, hasta qué punto enriquece la introducción de estructuras novedosas en cuanto a las entradas, el cuerpo o remate de los textos.

Para Federico Campbell la elección de un género depende del tema, de la circunstancia, de lo que quiere decir el periodista y del efecto comunicativo que pretende producir.

Nuevo Periodismo da paso a la mezcla 

Un cambio significativo en las técnicas para elaborar los géneros fue la irrupción de las agencias noticiosas y la industrialización de la prensa en el siglo XIX, la economía verbal e inmediatez eran prioridades para los medios. Se abandonó paulatinamente el tono personal del autor e imperó el estilo impersonal, lo más objetivo posible.

Los géneros periodísticos son manifestaciones lingüísticas, modalidades de la creación literaria relacionadas con la información de actualidad y destinada a ser difundida a través de la prensa escrita.  

José Luis Martínez Albertos

El desarrollo del periodismo siempre ha buscado la universalidad de su lenguaje, en cierta forma lo ha logrado, ya que el lector tiene el código para diferenciar a los distintos géneros. 

Sin embargo, las formas expresivas del periodismo tuvieron un giro en los años sesenta en Estados Unidos con la incursión del denominado Nuevo Periodismo, en el cual la literatura destaca y los elementos tradicionales se mezclan, algunos se perdieron en amplias descripciones y recursos narrativos produciendo la llamada literatura de “no ficción”, es decir, historias sustentadas en un hecho verídico y recopilando datos para ofrecerlos al lector con la finalidad de difundir un suceso, informar al respecto y tratarlo a fondo.

La moda del Nuevo Periodismo pasó, pero los géneros abrieron mayor acceso a la interpretación y explicación

Pensar en el lector y el medio

En México el lector perdió sofisticación, se formaron élites, los lectores asiduos de diarios son un grupo reservado, los periódicos para obtener más audiencia han buscado ser más atractivos y ligeros para dar todo digerido. La tendencia de la práctica de los géneros periodísticos se aleja cada vez más de la teoría.

Diversos autores coinciden en que cada persona tiene su propia técnica de trabajo, llegar a conocer y dominar estas técnicas es uno de los cometidos más importantes en la formación profesional; la práctica del periodismo no puede sustentarse sin una directriz teórica que estructure los géneros pensando en las necesidades del lector y del medio.

El periodista tiene una serie de representaciones y percepciones de su realidad con la cual interpreta un hecho, de ahí se desprende su estilo de redacción, pero también se verá influenciado y hasta delimitado por el lector y por el medio en el que trabaje o las plataformas o canales donde difunda.

Objetividad periodística

Por objetividad se entenderá el estilo periodístico informativo que carece de valoraciones o juicios propios. Sin embargo, lo que forma e influye al periodista siempre estará actuando e influyendo, por eso la objetividad se debe ver más como la cercanía al suceso y su apego al hecho.  

El periodista se vale del discurso para informar los sucesos, describir situaciones, personajes y escenarios; el periodista presenta al lector una visión del mundo, lo invita a participar, le proporciona explicaciones que lo ayuden a comprender el significado del acontecimiento y -además- manifiesta un punto de vista en ocasiones.

Mientras más se apegue un texto al hecho y menos valoraciones tenga se clasificará como informativo, mientras más subjetivo sea se clasificará como de opinión; si hay una combinación o fusión de ambos será híbrido. Puedes ver una definición de los géneros periodísticos aquí.

El estilo periodístico

El mensaje periodístico requiere del ordenamiento de varios signos conforme a un código preestablecido y ampliamente compartido. 

Tales mensajes se caracterizan por el manejo de técnicas expresivas comunes a todo discurso, pero con un nuevo enfoque, una nueva disposición y combinados con signos propios de la comunicación periodística, que abarcan desde la técnica editorial hasta las cualidades básicas del lenguaje periodístico: actualidad, sencillez, precisión y claridad.

Se entiende por una técnica al procedimiento que investiga científicamente o con base en la experiencia se ha comprobado que es eficaz para alcanzar determinado propósito. Exige correspondencia correcta y racional de medios afines.

En cuanto a la redacción de los géneros periodísticos se deben elegir las técnicas adecuadas, para esto existen los parámetros entre un género y otro, la estructura y sus elementos.

El periodismo como forma de expresión tiene una fisonomía propia para manifestar sus ideas, el estilo es la manera de escribir, los rasgos y personalidad del texto; el estilo periodístico es la forma específica en que el periodista informa. Los estilos pueden variar, pero nunca olvidarán la veracidad y la claridad. 

El estilo periodístico informa, no hay texto que no proporcione datos, además siempre está pensado en función del lector, este es la clave para el estilo, de esto se desprende la responsabilidad de publicar un escrito, el cual deberá estar documentado.

Asimismo el lector debe entender, quedar informado y tener datos sobre su entorno. Se puede decir que la sociedad –materia de trabajo del periodista- teje el estilo del profesional de la información, los lectores requieren informarse en breves palabras, sin rodeos, con datos claros y precisos, con textos que atraigan su atención, de ahí que a través del tiempo la uniformidad del estilo periodístico cambie conforme el desarrollo de la sociedad, de acuerdo a sus necesidades y estructuras.

Elementos de los géneros periodísticos

Sobre los géneros informativos, periodistas y teóricos de esta profesión son claros en la delimitación de cada uno, en cuanto a su estructura y técnica para elaborarlos; la nota es el género en el que coinciden más por sus señalamientos y distinción; en la entrevista abordan elementos con mayor flexibilidad. 

En cuanto al reportaje por ser un texto más extenso las diferencias entre los autores se dan en la indicación de cuál debe ser un reportaje. Pero todos –sin distinción- aseguran que la esencia de estos géneros no se debe perder, la cual es ante todo informar.

En la entrada de un texto periodístico se debe responder: qué, quién, dónde, cuándo, cómo; otros agregan el porqué. Esto desde la aparición de las agencias estadounidenses uniformaron la estructura de la entrada y los elementos que debe contener. La entrada –no sólo en la nota, sino en todos los géneros- es la parte que más se debe cuidar.

Las entradas son tan flexibles como los hombres y mujeres que los inventan, de impacto, con una frase breve y rotunda; de relato, llena de color; contraste, dos posiciones opuestas; interrogantes, con una pregunta; ambiente, circunstancias; y de cita, declaración o afirmación.

Carl Warren

También se habla de una clasificación de las entradas: la de compendio, resumen claro y sencillo, es la típica; la de llamado directo, poco usual para llamar la atención se dirige llamando de “usted”; la circunstancial, hace hincapié en las circunstancias del suceso; de declaración o cita, inicia con una cita textual; descriptiva, más amplia por la descripción de los hechos; tabulada, lista, con números; y sensacionales, poco profesionales, llama la atención con un dato que se presta a interpretaciones falsas.

Siempre es bueno ponderar la estructura de pirámide invertida, es decir, de lo más importante a lo menos relevante. Entonces la estructura será una entrada, un segundo párrafo complementario, el cuerpo del texto y por último un remate que ofrezca una conclusión y no una continuación.

También puede haber una clasificación para las entrevistas que pueden ser de noticia, busca los hechos, parecida a la estructura de la nota; de opinión, indagación de un tema; de personalidad, semblanza de un personaje; de grupo, hechos y opiniones obtenidos por el reportero; y de prensa, datos de la conferencia. 

Relato periodístico esencialmente informativo, libre en cuanto a tema, objetivo en cuanto al modo y redactado preferentemente en estilo directo; sin embargo distingue que el reportaje también podría ser una narración informativa de corte literario, concebido y redactado según la personalidad del periodista. 

Martín Vivaldi

Una nueva aportación de El País

Cabe destacar que los teóricos del periodismo en general explican sus conceptos con base en una teoría predominante, lo cual provoca que en ocasiones no se diga nada nuevo acerca de los géneros periodísticos, en el mejor de los casos solo se dan ejemplos innovadores, pero no ideas originales y la amplia experiencia que tienen muchos de ellos en el campo periodístico no se ve reflejada en el discurso, abriendo cada vez más la brecha entre la práctica y la teoría.

En México, los conceptos de Manuel Buendía, Vicente Leñero o Carlos Septién son los predominantes en autores posteriores, sólo cambia el enfoque, pero en esencia el periodismo se explica de la misma manera.

En España predominan las ideas de Martín Vivaldi o Martínez Albertos, de igual forma los medios estadunidenses han adoptado en sus manuales la misma tendencia con autores clásicos como Carl Warren o Fraser Bond.

Una manera distinta de concebir los géneros periodísticos se percibe en el libro inspirado en la práctica, del periodista español Miguel Angel Bastenier: “El Blanco Móvil, curso de periodismo”, que habla sobre  las ideas de la Escuela de Periodismo El País.

Bastenier clasifica los géneros de acuerdo a la posesión que tenga el periodista de la información, es decir la personalización y dominio sobre el texto. Aunque aclara que en la práctica no hay nada establecido, señala tres géneros troncales: 

Seco o informativo puro, crónica y reportaje.  Al nivel de la crónica empalma a el análisis (artículo) y del reportaje a la entrevista, ya que el material informativo en la crónica y análisis puede ser adquirido todavía de forma indirecta, pero en el reportaje y la entrevista todo los datos se hacen de forma directa y, por lo tanto, serán los géneros de mayor personalización.

Sin embargo, Bastenier mantiene en su explicación la esencia de los géneros, coincidiendo con los demás autores en la estructuración de estos. 

Un periódico, o una información del género que sea, pero, sobre todo, del género seco, es una fenomenal articulación de elementos, que va desde lo mayor, la concepción misma de la publicación, hasta cada una de sus piezas más minúsculas, de forma que se permita al lector abordar el todo y las partes desde una gran multiplicidad de ángulos, leyendo, en su caso, sólo los fragmentos que le parezcan más convenientes, pero siempre con la exigencia de que cada uno de ellos sea inteligible por sí mismo.

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