Recientemente volví a leer un libro que maneja conceptos interesantes sobre la voluntad e hice algunas anotaciones que aquí comparto, como especie de resumen, pero si tienen la oportunidad lean esta obra completa y otras del autor que sabe estructurar muy bien sus temas y hacerlos comprensibles, pero sobre todo aplicables en nuestra vida. Se trata del libro “La Conquista de la Voluntad”, de Enrique Rojas.
Para el autor, la voluntad es qué quieres hacer, el acto de hacerlo y lo pretendido en sí mismo, por eso es que muchas veces decimos “quiero hacer”, pero si no se convierte en acto, la voluntad está erosionada. Entonces la voluntad la podríamos ver como una conjugación de idea-acto-consecuencia.
El origen de este término se remonta al siglo X. Voluntad procede del latín voluntas-atis, que significa querer. Para el siglo XV, aparece la expresión voluntario (del latín voluntarius); y también conviene señalar la acepción procedente del latín escolástico, volitio-onis.
La voluntad consiste, ante todo, en un acto intencional, de inclinarse o dirigirse hacia algo, y en él interviene un factor importante: la decisión. La voluntad, como resolución, significa saber lo que uno quiere o hacia dónde va.
Para decidir primero se tiene el anhelo de algo, luego viene la determinación de cumplir ese anhelo (aquí se hace un análisis, se establecen objetivos, estrategias) y se pasa la acción, es decir, todos los actos que no llevarán hacia el anhelo.
Por eso decimos de alguien que tiene una voluntad férrea cuando a pesar de circunstancias adversas se enfoca y logra lo que tenía en mente. Los débiles de voluntad fácilmente pierden el camino, no definen bien sus objetivos ni son estratégicos. La falta de voluntad es la abulia y esta puede ser un problema de motivación o algo más profundo (hasta cuestiones psiquiátricas).
Rojas Montes distingue seis tipos de voluntad: según la forma, según el contenido, según la actitud del sujeto, según la meta, según la génesis y según su fenomenología.
La voluntad es necesaria para saber en qué enfocarnos, dónde aplicamos nuestra energía; sirve para hacer cosas desde lo más cotidiano hasta grandes proyectos.
Cuando eliges renuncias automáticamente a algo
Para Enrique Rojas el acto de la voluntad es bifronte, es decir, consiste en un acto de amor y de decisión. Todo el tiempo estamos decidiendo, desde cosas menores sin gran impacto o consecuencias hasta aspectos esenciales en nuestra vida, cada elección configura nuestro camino y nuestro carácter. Mientras más afrontemos las consecuencias positivas y negativas de nuestras decisiones más elementos le damos a nuestra voluntad.
Un elemento fundamental en una elección es la motivación, qué es lo que nos mueve para hacer tal o cual cosa. Cada individuo tiene su propio motor y combustible que lo arranca o lo acelera, pero no hay que dejar todo en las motivaciones externas o contextuales, sino en las que vengan del interior porque así se genera una persona sólida que siempre vemos firme, con un camino y pasión por lo que hace.
K. B. Madsen, en un libro clásico de psicología, “Teorías de la motivación”, distingue cuatro tipos de teorías:
- Las teorías biológicas y materialistas. Son motivaciones biológicas la sexualidad y lo que de ella se deriva: los placeres de la comida, la bebida, el bienestar por sí mismo.
- Las teorías psicológicas. Centradas en el conductismo, en la llamada psicología cognitiva y el psicoanálisis.
- Otras, menos relevantes, las teorías sociales.
- Las teorías culturales, en las cuales quedarían incluidas las vertientes de los valores y todo lo espiritual.
Esos motivadores y detonadores le dan marcha a la voluntad y dependiendo la importancia., relevancia, fuerza, de esos agentes es que se superarán desafíos u obstáculos.
Motivación, por tanto, es ver la meta como algo grande y positivo que podemos conseguir; pero desde la indiferencia no se puede cultivar la voluntad.
Enrique Rojas
De acuerdo con el autor, otro factor es la “deliberación”, que es la etapa en la que evaluamos con qué contamos, qué medio necesitamos, cuáles son las rutas disponibles para alcanzar algo. Este proceso puede ser inmediato en cuanto a su pensamiento para pasar a una ejecución o puede ser tardado, hay veces que ni siquiera se piensa bien (es el caso de una persona impulsiva).
Premisas sobre la voluntad
Aquí algunos conceptos del autor que dan para grandes reflexiones:
- La voluntad es capacidad para hacer algo anticipando consecuencias; una disposición interior para anunciar o renunciar; algo propio del hombre, tanto como la inteligencia y la afectividad.
- La voluntad es una aspiración que exige una serie de pequeños ensayos y esfuerzos, hasta que, una vez educada, se afianza y produce sus frutos.
- Lo primero que necesitamos para ir domando la voluntad es ser capaces de renunciar a la satisfacción que nos produce lo urgente, lo que pide paso sin más. Lo inmediato puede superarse y rebasarse cuando existen otros planes, a los que nos hemos adherido y que han sido incluidos dentro de nuestro proyecto de vida, el cual no se improvisa, sino que se diseña. Esta concepción, lógicamente, supone muchas renuncias.
- La voluntad es determinación, firmeza en los propósitos, solidez en los objetivos y ánimo frente a las dificultades.
- Quien tiene educada la voluntad es más libre y puede llevar su vida hacia donde quiera. En este sentido, podemos llegar a afirmar que no se es más libre cuando se hace lo que apetece, sino cuando se tiene capacidad de elegir aquello que te hace más persona, cuando se aspira a lo mejor; y para ello, hay que tener una cierta visión de futuro.
- La aspiración final de la voluntad es perfeccionar, aunque teniendo en cuenta que somos perfectibles y defectibles.
- Los dos ingredientes más importantes de nuestra psicología son la inteligencia y la afectividad, de donde nacen dos tipos humanos contrapuestos: el eminentemente racional y el afectivo.
- La voluntad conduce al más alto grado de progreso personal, cuando se ha obtenido el hábito de hacer, no lo que sugiere el deseo, sino lo que es mejor, lo más conveniente, aunque, de entrada, sea costoso.
- La voluntad es la pieza decisiva que nos lleva al dominio de nosotros mismos.
- El hombre que tiene bien educada su voluntad está siempre ardiendo, es como un fuego que abrasa sin quemar y que ilumina todo lo que contempla.
Orden, constancia y compromiso acompañan a la voluntad
Tener voluntad es un rasgo de la personalidad, pero no es genético ni privativo de algunos; esta se puede educar y entrenar con base en la lucha diaria, y conforme más batallas ganemos mayor equilibrio emocional tendremos, será un gran aliado que nos llevará a una vida mejor con uno mismo, con la pareja, con la familia, en el trabajo, en lo profesional, con los amigos. Una persona con voluntad siempre destacará.
Quien llega a tener una voluntad fuerte es porque la ha conseguido después de una brega pertinaz consigo mismo. Cualquier esfuerzo que se haga para sacar lo mejor de uno mismo viene acompañado de alegría, que alienta la ruta y mueve a obrar en consecuencia. El resultado de todo esto es un hombre recio, sólido, firme y consistente, que no se desalienta fácilmente. Una persona así consigue lo que se propone. Por eso está contenta.
Los principales elementos para educar la voluntad son:
- La motivación, de donde surge toda la disposición para el esfuerzo.
- El orden.
- La constancia.
- Una mezcla de alegría e ilusión.
El fruto más preciado del orden, la constancia y la voluntad es que uno se hace más dueño de sí mismo, siendo capaz de guiar su propio destino, por encima de los altercados y las vicisitudes de la vida. Se trata de ser libres y auténticos. Ser comprometidos con lo que hacemos, con nosotros mismos, con los demás y congruentes en nuestros actos.
Menciona Enrique Rojas que la voluntad nos determina. Todo comienza por el deseo, pero para llevarse a buen término es necesario que este se transforme en algo que se quiere. Desear y querer son dos pretensiones, una que navega pilotada por los sentimientos, mientras que la segunda es guiada por la voluntad.
La felicidad es la aspiración más completa del hombre, la más alta, su vocación fundamental, su inclinación primaria, hacia la que apuntan todos sus esfuerzos.¿Voluntad en qué o para qué? La respuesta sería esta: voluntad para conseguir el mejor progreso personal, para perfeccionarnos, aprender la conducta más positiva posible en nosotros.