La publicidad masiva está sobrevalorada, es costosa y poco efectiva porque apuesta por un gran público sin que esté segmentado. Este tipo de publicidad puede funcionar para una gran marca con un presupuesto amplio en el que puede tener su mensaje al aire permanentemente.
Este tipo de publicidad se refiere a la promoción de productos y servicios a través de medios de comunicación de masas, como la televisión, la radio, los periódicos y las revistas. Aunque la publicidad masiva ha sido una forma popular de marketing durante décadas, hoy en día se considera cada vez más costosa y poco efectiva en comparación con otras formas de marketing.
Por qué está perdiendo efectividad la publicidad masiva
Una de las principales razones por las que la publicidad masiva es costosa es porque se necesita una gran inversión para llegar a una audiencia amplia. Los anuncios de televisión, por ejemplo, son muy costosos de producir y comprar, y requieren una gran cantidad de tiempo y recursos para ser efectivos.
Además, no todas las empresas tienen los recursos financieros para competir en los mercados masivos, lo que hace que la publicidad masiva sea un juego de suma cero en el que solo las empresas más grandes y establecidas pueden participar.
Otro problema con la publicidad masiva es que se ha vuelto cada vez más difícil para los anunciantes llamar la atención de los consumidores en un entorno saturado de publicidad. Los consumidores están expuestos a cientos, sino miles, de anuncios cada día, lo que significa que es fácil que los anuncios se pierdan en el ruido de la publicidad. Además, muchos consumidores se han vuelto más resistentes a la publicidad masiva y la ven como una interrupción en lugar de una ayuda en su vida diaria.
Finalmente, la publicidad masiva es vista como poco efectiva porque no siempre alcanza a la audiencia correcta. Muchas veces, los anuncios se emiten en horarios o medios que no son relevantes para la audiencia objetivo, lo que hace que el mensaje publicitario no llegue a su destino. Además, los consumidores pueden tener diferentes gustos y preferencias, y es difícil para los anunciantes crear un mensaje publicitario que resuene con todos.
