“Pandemia”, ya el nombre en sí mismo provoca incertidumbre, nos remonta a algo negativo, más por lo que estamos viviendo, no hay forma de no sentirse inseguros o alojar ansiedad.
El efecto del Covid abarca terrenos tan íntimos como la mente, ha sido tan totalizador, se ha generado tanta información (sumado a cientos de fakenews), que es el tema de conversación obligatorio en el mundo, generando una psicología que se empieza a arraigar como parte esencial de la humanidad.
Las prioridades de las personas están cambiando, sus percepciones, las emociones, los hábitos y conductas. Es natural en una etapa de crisis contar con nuevos comportamientos de adaptabilidad durante la contingencia.
Sin embargo, con el panorama a futuro y lo que acarrea el Coronavirus es un hecho que ya no habrá un regreso a lo “normal”, lo que sentíamos tan nuestro, en donde nos movíamos, lo que hacíamos, todo tendrá un nuevo matiz.
Si esto lo analizamos en el ámbito publicitario, se tendría que pensar en un replanteamiento de las estrategias de marketing, porque habrá que adaptar el mensaje, los canales, la comunicación general.
Entendiendo los hábitos de consumo
Tres grandes factores han configurado nuevos comportamientos de compra que para cualquier negocio es importante entender para adaptar sus estrategias, aprovechar oportunidades o dar el giro necesario.
1. La salud como prioridad.
La humanidad siempre vive periodos de vulnerabilidad colectiva, es parte de la historia, pero mientras más fuerte sea la “amenaza”, mayores los cambios que se dan, incluso definiendo a una generación entera como ha pasado con las guerras mundiales.
Al cerebro le encanta la seguridad, todo lo que hace se enfoca a tener campos seguros para actuar, de esta forma siente que tiene el control, disminuyendo tensión y ansiedad. Con el Covid se activaron alertas contra la amenaza y al sentirse vulnerables las personas cambian sus prioridades, así que la salud se ha convertido en el mayor interés.
2. Las medidas de contingencia.
Todos los gobiernos del mundo han tomado las medidas que creen más conducentes para enfrentar la pandemia y evitar que se propague cada vez más. Esto llevó a acciones de parálisis laboral, encierro, cambio en los formatos de trabajo, el uso de ciertos artículos, cancelación de actividades masivas, sanitización de lugares, entre otras.
Obviamente que la normalidad que conocíamos o que tomábamos como lo “ya establecido” se rompió para entender las cosas de otra forma, desde lo afectivo hasta la muerte lleva al cerebro a asimilar otras concepciones y generar explicaciones que le den algo de tranquilidad.
3. La incertidumbre económica.
Uno de los ámbitos que se ha desmoronado es el económico, entre desempleo, labores paralizadas, recorte de sueldos, el consumo toma una nueva cara, más austera, con miedo y con sentido de lo más básico.
La interpretación del cerebro por la pandemia es la de tratar de proteger los recursos, gastar menos es una respuesta natural, pero también la orientación de los espacios donde se consume porque habrá sectores que ahora reciben más atención como todo lo que tiene que ver con la salud o aquello que brinde algo de certidumbre.
La generación de la pandemia
Todo esto ha provocado cambios conductuales de los consumidores, modificaciones que debemos entender y estar alerta para detectarlas con la finalidad de generar la comunicación adecuada.
Esos nuevos hábitos apenas se van configurando, conforme se vaya dando una recuperación se irán asentando, mientras tanto habrá más cambios. Lo que sigue después del Covid en cuanto a mercado y sus procesos se conocerá años después como la “generación de la pandemia”, ya que habrá un conjunto de indicadores, insights y distintivos únicos de los que estamos viviendo los años de la contingencia.
De entrada se acelerará la transformación digital que se venía dando globalmente, el consumo online será la gran vía para que las personas hagan sus compras; ese lugar seguro que busca nuestro cerebro tendrá el gran cobijo en lo digital porque las interacciones aumentarán en estos ámbitos.
Las nuevas formas de trabajo también serán determinantes, con especial énfasis en las labores remotas. Los intereses de las personas seguirán viendo a la salud como algo esencial, pero no solo entendiéndola como la parte médica, sino todo aquello que brinde tranquilidad.
Los niños que están viviendo este contexto, serán consumidores más responsables cuando tengan el poder adquisitivo porque habrán aprendido las lecciones que esta situación arroja, tales como la necesidad de estar preparados para la crisis, la importancia de lo digital, el valorar lo afectivo y buscar marcas con compromiso social.
Es un hecho que los cambios ya están ahí, así como las medidas de contingencia y la paulatina recuperación, pero el neuromarketing nos ayudará a identificar cómo están percibiendo las personas este contexto y qué reacciones están tomando en general, lo que también afectará sus formas de consumir.