La inmediatez genera devoradores de contenido

Qué ritmo tan acelerado el de esta vida que ya no está dejando tiempo para contemplar el instante. La cultura de la inmediatez está generando devoradores de contenido que se atragantan en su consumo, pero cual si estuvieran huecos presentan una digestión acelerada por igual que no les permite degustar y saborear, solamente triturar, tragar y vaciarse nuevamente. 

La oleada de tantos contenidos, en diferentes formatos, por diferentes canales y a cada segundo han obligado a que el cerebro se adapte para no bloquearse con tantos estímulos, así que impone menos filtros, pero a la vez registra menos lo que está percibiendo. 

Cuando no estábamos inundados de tantos impactos comunicativos, era más fácil para el cerebro percibir, registrar y contemplar, así podía generar ramificaciones alrededor de un contenido. Actualmente, solamente percibe y desecha. 

Sin embargo, este proceso adaptativo ha llevado al cerebro a doparse de esa sensación de consumo, de tal forma que siempre quiere más. Por eso el ansia que se da hoy alrededor, por ejemplo, de una serie que se quiere agotar en el menor tiempo, capítulo tras capítulo hasta saber qué sucede y en qué acaba. 

Terminando una serie ya está otra en puerta para consumirse, sino es que se están consumiendo 3 o 4 a la vez. 

En cualquier formato y canal pasa este fenómeno de inmediatez devoradora, un usuario en redes sociales va consumiendo contenidos de marcas, de amigos y conocidos, después de discriminar lo que no atrae, lo que queda se ve, hace reír, genera una reacción, pero nada se queda, porque todo es efímero, nada hace ramificaciones, no genera una reflexión.

Para áreas de comunicación, diseño, marketing, publicidad, etcétera, la inmediatez es un reto. Esa condición hace que nada permanezca y se diluya cuando estas disciplinas lo que buscan es lo contrario: que un mensaje impacte, permanezca y sea sólido para conectar con una audiencia. 

Esto es solamente el principio, la necesidad de consumir más contenidos en el menor tiempo posible llevará al humano hacia lo insustancial. Muchas veces escuché decir que era más importante el viaje y no el destino, porque en el viaje es donde sucedía la vida; en esta Era quizá lo más importante es el viaje relámpago, a la velocidad de la luz, tocar punto de inicio y llegar a destino una y otra vez, tratando de compensar lo insustancial con múltiples viajes sucedáneos. 

¿Es malo? No en sí, es simplemente cómo se vive actualmente. Entre algunas teorías que están por venir se habla de la posibilidad de que el humano se pueda conectar hacia plataformas y literalmente tener un “cable” entre el cerebro y la plataforma para expandir mundos, conocimientos y más. 

Todavía suena a ciencia ficción (dígase Matrix), pero en una encuesta muchos jóvenes dijeron que sí se conectarían para tener esas posibilidades virtuales, siempre y cuando estuviera en ellos poderse desconectar a placer. ¿Lo harían si esos otros mundos otorgan inmediatez, consumo infinito de contenidos?

Please follow and like us:

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *