Utiliza anclajes emocionales y pon la piel de gallina

Foto de burak kostak

Para comunicar hay que generar empatía si queremos que el mensaje sea asimilado con resultados, en marketing requerimos apelar a las emociones para conectar con la audiencia y la publicidad siempre apunta hacia algún tipo de sentimiento porque son estos los que mueven a la acción.

Para comunicar, conectar y contactar generamos materiales y contenidos que entran por los sentidos de las personas para tratar de llegar más directo al lado emocional del cerebro, ya que mientras menos participe la razón será más fácil mover a la acción.

Sin embargo, una buena pieza de comunicación hace vibrar las entrañas, el corazón y la mente. Toda marca debe tratar de hacerlo para quedarse en la memoria de las personas y generar una percepción positiva.

Recordemos que distinguimos tres niveles del cerebro: el Reptiliano, el Sistema Límbico y la Córtex Cerebral. El primero es el más antiguo, por tanto, se vincula a lo más básico del ser, su sobrevivencia, las necesidades fisiológicas; luego tenemos el límbico que es donde se alojan las emociones, como ya evolucionó es una parte más afectiva y la parte más nueva es la corteza cerebral que nos hace humanos y que contempla los procesos más complejos, aquí se dice que está lo racional. 

La publicidad efectiva llega a ti para impactarte generando emociones

¿Qué son los anclajes emocionales?

Un elemento que te puede ayudar es usar anclas emocionales, es decir, elementos que van a generar una asociación entre algo con una emoción.

El anclaje emocional es una técnica  de programación neurolingüística (PNL) que surgió desde principios del Siglo XX y que en épocas recientes ha tenido mucho revuelo porque es muy versátil su campo de acción.

En marketing lo vemos como una forma de asociar un estímulo con una emoción, que evoque un recuerdo, una sensación y que provoque un nivel tal que nos ponga la piel de gallina, es decir, encantar, deleitar, fascinar a una audiencia.

Esto no es fácil ni se logra con un solo material, debe ser una estrategia constante y alinear todos los aspectos de una marca para hacerla sólida, de tal forma que provoque emociones en todos los puntos donde un usuario tiene contacto, tanto físicos como digitales.  

¿Cómo hacer un ancla que ligue a la emoción?

Para empezar necesitamos un estímulo, que en nuestro casos es todo contenido que difundimos, sea un blog, una pieza para redes sociales, un video, etc. Este lo tenemos que pensar en función de una audiencia a la que debemos tener bien identificado.

Posteriormente lo ligamos a un concepto que no sea sobre su producto ni sus características, tampoco sobre sus beneficios, sino algo más de fondo, aunque debemos cuidar ser congruentes con la personalidad de la marca. 

Combinamos una parte visual y textual, de audio, de imagen en movimiento, de experiencias e interacciones que buscarán entrar por todos los sentidos de una persona. Esa comunicación se vincula hacia algo que esa audiencia en específico le conecte, le traiga un recuerdo, lo haga reír o identificarse. Si lo logramos quiere decir que hemos encontrado el insight correcto.

Esto lo logras conociendo a tu audiencia y creando contenidos basados en una estrategia de comunicación, que se acompaña de creatividad y de un  storytelling, porque cuando cuentas algo que realmente cuente para una persona se le quedará grabado. 

(Foto de AngieToh–2481562)

Propicia el marketing de emociones

De todo esto se ha desprendido el llamado marketing emocional, o sea, las estrategias alrededor de una marca que buscan conectar sentimentalmente con su audiencia. 

Hay elementos que vemos frecuentemente en campañas, anuncios y mensajes porque está probado que conmueven y mueven a una audiencia, tales como el uso de la música, los animales, los bebés, los colores vivos, los clichés, entre otros. 

Si atacas las emociones, el mensaje se queda en la memoria de largo plazo, es más fácil crear engagement, fidelizar a tus clientes, diferenciarte y conectar con más públicos. 

Por eso deben ser mensajes simples, hablar como habla a quien quieres conectar, sin cosas revueltas o técnicas, sino que lo sientan, eso que que te vibra y te pone la piel de gallina. No es lo mismo que te digan las revoluciones, caballos de fuerza o la velocidad que alcanza un motor, a cuando te muestran su sonido, un auto deslizándose en la pista o mejor aún que tú seas el que lo conduces.  

Acciones para hacer vibrar

Hay que tener mucho cuidado de no abusar y saturar de melosidad sin sentido ni estrategia, lo que buscas es EMOCIÓN, pero no todas las emociones son felicidad y optimismo, por eso puedes conmover, generar empatía, causar indignación, afinidad, involucramiento, identificación, enojo, etc. 

Piensa en tu vida cotidiana, esas cosas que te emocionan son las que más recuerdas, si fue algo trivial no lo tendrás en la mente, porque el cerebro es un archivo que va jerarquizando los sucesos más valiosos para tenerlos a la mano, los que no los deja en ese “archivo muerto” al que nadie recurre ni visita. 

Lo primero siempre cuenta más, bien se dice que el que pega primero lo hace con tubo o dos veces porque esa experiencia no se compara con nada, así que las marcas deben buscar primeras experiencias exitosas. 

  • Entre las cosas que puedes hacer para atacar lo emocional son:
  • Diferenciarte todo el tiempo.
  • Romper con lo establecido, hay que ser osados.
  • Salirse de la caja que delimita el mensaje.
  • Evitar ser un commodity.
  • Busca ser creativo e innovador.
  • Recurre a la repetición.
  • Busca ser familiar.
  • Genera identificación.
  • Genera utilidad.
  • Genera escasez.
  • Llega por el ego.
  • Utiliza y resalta la exclusividad.
  • Provoca identidad social.
No todas las emociones son felicidad, a veces para generar conciencia hay que recurrir a la reflexión, a lo crudo y directo
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